lunes, 28 de abril de 2014

El rito de Isthar (o Innana)

Hace algún tiempo hicimos un intensivo de la danza de los siete velos.  Los orígenes de esta danza según los historiadores se une a la danza de Salomé por un lado y al rito de la diosa Isthar por otro.

En esta entrada me voy a centrar en el rito de la diosa Isthar porque desde mi punto de vista me parece una historia mucho más bonita que la de Salomé ( más adelante os la pondré para que juzguéis vosotros mismos)

Todo apunta a que la atribución de los siete velos, y su relación de éstos con la danza oriental, proviene de la mitológica historia de Innana (o Ishtar), diosa babilónica del amor y la guerra, de la vida y la fertilidad.


Cuenta la leyenda que al morir su primer esposo (que también era su hermano), llamado Tammuz, Ishtar descendió a los infiernos para arrancarle a la hermana de éste, la terrible Ereshkigal, el poder sobre la vida y la muerte y poder resucitar así a su amado.
Después de darle instrucciones a su sirviente Papsukal, de ir a rescatarla si no regresaba, Ishtar descendió a la tierra. Comenzó valiente y desafiante, gritando al portero que abriera la puerta antes de que la echase abajo. Con pasión y determinación, cruzó los siete vestíbulos del submundo, y en cada uno de ellos era despojada de una de sus pertenencias: un velo o una joya (según las versiones). Pero al irse despojando de sus prendas, con ellas se iba despojando de su poder, hasta que llegó desnuda e indefensa ante Ereshkigal, que la mató y colgó su cuerpo en un clavo.

Con su muerte, todo comenzó a languidecer, ya que era la Diosa de la vida y la fertilidad. Pero el fiel Papsukal llegó hasta los dioses y les pidió que creasen un ser capaz de entrar en el mundo de los muertos y resucitase a Ishtar, con la comida y el agua de la vida. Así es como Ishtar volvió a vivir, pero tuvo que pagar un precio: durante seis meses al año, Tammuz (su hermano y marido) debe vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, Ishtar debe sentir el dolor de la pérdida (mostrándose así el invierno); en primavera, Tammuz resurge de entre los muertos y todo se llena de gozo, debido a la desbordante alegría de Ishtar, al recuperar a su amado.

[Una bella historia, en la que vemos claramente las alusiones a las estaciones del invierno y la primavera, pero su significado y propósito no terminan ahí. Iniciáticamente, las mitologías siempre revelan uno o varios conocimientos ocultos de carácter arquetípico/psicológico a través de los símbolos utilizados en sus bellas y a veces desconcertantes historias.
El velo siempre ha representado lo oculto, en este caso, las cosas que nosotros ocultamos de nosotros mismos. Ishtar, por amor, se despoja de los velos que la protegen (y que al mismo tiempo la aislan), y al dejar caer las prendas, revela sus verdades ocultas y al hacerlo, consigue reunirse con su amor. En otras palabras, para alcanzar el amor incondicional, el amor verdadero, uno debe hacer el sacrificio de despojarse de todo aquello que uno no es, de todas las cosas superfluas que en realidad obstaculizan el camino hacia el conocimiento de uno mismo, y en consecuencia, hacia el amor]*.


* Texto extraído del blog escrito por  Bianca Sugarly